FÁBULA DE UN INMIGRANTE.
Capítulo I.
"La Matrix"
Érase una vez un par de zapatos extranjeros que llegaron a un país lejano, aunque en el tiempo, esta vez era una de otras miles de veces. Eran los mismos zapatos con diferentes dueños. Todos compartían la misma sonrisa, el mismo sufrimiento. Se trataba de unos zapatos desgastados, rotos, sucios, desolados. Nada más que su alma los mantenía en pie. Habían cargado por días a esqueletos sobrevivientes de una catástrofe social. Venían de una nación oscurecida por el petróleo podrido, manejado por entes macabros. Días bíblicos transitando en buses fueron suficiente para borrar la identidad de estas personas. Yo soy una de ellas. Vine aquí con mis zapatos moribundos, colapsados de tiempos apocalípticos. El dueño de los zapatos que había una vez vivían en Venezuela, Tierra de Gracia ahora llorando silenciosamente su miseria. El camino odiseico hasta aquí significó una deconstrucción de mi vida, cada día por tierras ajenas golpeaba a placer alguna parte de mi ser. El primer día borró físicamente a mis seres queridos, luego mis sueños, mis pertenencias. Otro día mi memoria empezó a desdibujarse y ya no reconocía en qué punto del espacio estaba. Todo se fue por un agujero negro pero gracias a un dios, una parte de ese todo se depositó en mis recuerdos y conservo la esperanza de que algún día los volveré a vivir como una serpiente que se besa la cola. Mientras tanto, ya que estoy fuera de la Matrix, debo empezar desde cero. He despertado de la pesadilla en que se había convertido mi país, aunque hoy lo recuerdo como un hermoso sueño. Las lágrimas corren por mi rostro conteniendo gritos de soledad. Ahora soy un inmigrante que tiene como misión llenar nuevamente su vida de tiempo, de sueños, de una nueva identidad. Pero sobretodo, ya es hora de dejar de luchar y comenzar a vivir.
Francisco J. Flores R. |
Crónicas Begins...
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